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Tara es la esposa del bodhisattva Avalokiteshvara. Cuando el bodhisattva iluminado derramó lágrimas de compasión, surgió un lago a sus pies, del que creció una flor de loto. De este loto surgió la diosa amorosa Tara. Desde entonces, se le rinde culto en Asia central, meridional y sudoriental durante muchos siglos como madre de todos los pueblos. Podrías compararla con María, la madre de Jesucristo.
Todo el que busca su protección encuentra en ella una madre amorosa. Tara es el Buda femenino, la primera mujer que alcanzó la iluminación. El nombre significa «estrella», o «la que trae la liberación». Ayuda a las personas como estrella guía en su camino por la vida y en su camino espiritual. Tara representa la protección y la crianza maternas. Las mujeres, en particular, buscan su sabiduría, su consuelo y su ayuda cuando están necesitadas y buscan una salida a los problemas que les plantea la vida. Tara puede ser una fuerza muy práctica y también muy rápida.
En su manifestación como Tara blanca, alcanza su mayor paz y dulzura. Es la diosa de la curación, la que concede larga vida. Es paciente, aporta calma y tranquilidad, nos libera de nuestras preocupaciones y angustias. Está llena de amor y compasión, reconfortando y acariciando. Tara Blanca sólo siente amor, alegría y felicidad e irradia esto en todas las direcciones. La luz blanca que la rodea e impregna le aporta alivio y liberación.
20 cm
1710 g
Oro
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